¡Saludos melómanos!
En esta ocasión la recomendación llega a cargo de una promisoria figura musical que no llegó a despegar debido a que se le atravesó la infortunada muerte, justo en el momento en que su trabajo estaba siendo reconocido −y con justa razón.
Y es que es así, la muerte no tiene consideraciones al momento de arribar a nosotros, ya sea edad, sexo, género, grupo étnico, condición socioeconómica, etcétera. Nada es seguro con ella, más que cuando te alcanza todo el mundo hablará maravillas de ti, incluso sin que te conozcan; la consigna es: “no hay muerto malo”.
Y dentro de los alcances tecnológicos actuales, ahora aparece una nueva herramienta para dejar patente el hecho. Ya en estos momentos le llego a tener cierto temor a las cadenas funerarias facebookeras, los mensajes, imágenes y citas ante el fallecimiento de alguna figura pública.
Y dentro de los alcances tecnológicos actuales, ahora aparece una nueva herramienta para dejar patente el hecho. Ya en estos momentos le llego a tener cierto temor a las cadenas funerarias facebookeras, los mensajes, imágenes y citas ante el fallecimiento de alguna figura pública.
La visión que tenemos de la muerte es netamente Occidental, muy ligada a la religión católica; tiene la secuencia del espacio/tiempo en que gráficamente es una línea horizontal que va del pasado al futuro, pasando por el intermitente presente. El pasado, recuerdo es, y el futuro es una condición incierta, siempre ante el latente final apocalíptico. Por ello es que hemos tenido tantas fechas tentativas del Fin del Mundo, y aquí seguimos, vivitos y coleando.
Pero aún nos queda la idea de llegar al Otro Mundo y gozar de sus bondades, si es que hemos sido buenas personas, claro está; y una vez ahí, estar todo el día echando el delicado y sublime deporte del rasking balls mientras los encuerados querubines realizan sus celestiales interpretaciones musicales −espero que al menos se sepan una de Led Zeppelin.
Hay variadas perspectivas sobre la muerte, es un hecho que aquella eventualidad nos envuelve como humanidad y que tarde o temprano nos tocará con sus gélidas falanges; es una circunstancia biológica enmarcada en un contexto cultural determinado y he ahí que tenemos una extensa variabilidad en la forma de atenderla y conceptualizarla.
En Mesoamérica la dinámica de la vida era una espiral, en vez de la idea Occidental de la de una línea horizontal. La espiral tiene la lógica de la naturaleza, en que evidentemente existen ciclos y como la misma palabra lo indica, éstos se repiten constantemente, cambiando el contexto en el tiempo, vale decir, en cada ciclo; por ello es que es una espiral y no un círculo, que va del foco interior hacia la amplitud exterior, expandipendose −ello también nos da una idea de acumulación, interpretemos ello como adquisición constante de conocimiento− por lo cual sigue creciendo, en el momento en que avanza va creando espacio/tiempo, como el mismo Big Bang.
Jeff Buckley
Para estas personas la muerte es vista de otra manera, un simple paso al Otro Mundo, una transición y la vida misma es una etapa liminal entre los dioses y el inframundo. Los muertos seguían siendo parte de la comunidad, estaban presentes de otra manera y convivían con sus seres queridos, sobre todo en las fiestas dedicadas a ello. Costumbre que hoy es latente de manera sincrética.
Por ello, me intriga de sobremanera qué publicaría en su muro de Facebook un poblador maya, náhuatl o quechua del siglo XV ante la muerte de un ser querido o algún virtuoso jugador de ulama mesoamericano, un afamado escritor de Códices, un sacerdote, un quipucamayoc, un amauta, el tlatoani, el inca, etcétera; de seguro −quizá− no sería tan rompebolas
Jeff Buckley fallece un 29 de mayo de 1997 a los treinta años de edad, había viajado a la ciudad de Memphis para iniciar las grabaciones de su segundo disco, luego de haber sacado en 1994 su disco Grace, que no fue un éxito de ventas, pero que resultó ser una producción de gran calidad.
Mientras daba un paseo por la ciudad con su manager, se dieron cuenta que estaban perdidos y en eso decidieron ir a las orillas del río Wolf −mientras oían a John Lennon y Jane's Addiction−; al llegar a la orilla del río comenzaron a tocar algunas canciones en la guitarra, y mientras su acompañante interpretaba "Whole lotta love", Jeff decide meterse al río para luego desaparecer. Una gran pérdida para el mundo de la música. Un promisorio artista que apenas florecía.
La canción que les pongo a continuación es la que le da nombre al disco, es una magistral pieza de rock en la que además de poseer un increíble registro vocal que le da aquella sensación hipnótica −pudiendo alcanzar las cuatro octavas y media−, es un virtuoso guitarrista, veloz, preciso y con acordes extravagantes. Toda aquella combinación es una constante en el disco, que de seguro no defraudará tus oídos.
Bueno, les dejo esta versión en vivo que grabó la BBC, espero sea de su agrado.
Disfrutaos.
Pd: Y de yapa, para los rockmánticos, "Last goodbye", en vivo en la cadena MTV.
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