¡Bonjour melómanos!
Es tiempo de una edición más de la recomendación musical de la semana a cargo de tu pata, compa, cuate, parse: Slippy, la rana.
Y en esta ocasión, algo de historia musical e ibérica. Vamos a tocar nuevamente el tema del rock progresivo, porque aparte de ser un tema extremadamente amplio y fascinante, se trata de una pasión muy particular.
Repaso rápido: tenemos al rock en su forma general, que viene a ser la gran materia y que posee muchas ramas divergentes; tal como un árbol filogenético (término muy reiterado en este espacio, pero que ayuda a la comprensión al categorizar los elementos en cuanto a cronología e influencias).
La raíz de este frondoso árbol es el blues (ver imagen adjunta, extraída de la película "La Escuela de Rock", con Jack Black). Este género brota de los cantos que realizaban las comunidades afrodescendientes que se dedicaban al cultivo del campo en Nueva Orleans, al sur de Estados Unidos a finales del siglo XIX.
Árbol filogenético del rock
A partir de esas bases −si seguimos el árbol señalado− pasamos del rhythm & blues al doo-wop; de ahí tenemos una bifurcación entre el funk y el soul, tomamos este último camino y nos topamos con el psychedelic rock para llegar a nuestro destino: el progressive rock, largo camino que representa acumulación de conocimiento y experiencia. Todo un viaje, y en esta oportunidad se trata de uno en primera clase a Sevilla.
Ya habíamos tocado el tema de que el rock progresivo tuvo acogida en varias partes del mundo y que tenía la característica de que cada banda añadía elementos propios de su folk nacional. Es por ello que esta variante musical tiene un valor agregado. Por estas mismas características es que el progresivo puede incorporar cuerpos musicales tan disímiles a la base del rock; estructuras muy diferenciadas de la raíz del árbol, el blues.
Triana es un banda de progresivo español que inició su vacilón a mediados de los setenta, justo en la fase liminal de lo que fue el franquismo. El año en que sacan su primer disco (El Patio, 1975) coincide con el de la muerte de Francisco Franco.
El primer disco de Triana es una maravilla, el primer contacto que tuve con él fue de una inmensa sorpresa, de las gratas; un paroxismo de placer auditivo. Y es que a estos muchachos locos se les había ocurrido fusionar su natal flamenco con el rock, y como producto final tenemos una muy interesante propuesta.
El primer disco de Triana es una maravilla, el primer contacto que tuve con él fue de una inmensa sorpresa, de las gratas; un paroxismo de placer auditivo. Y es que a estos muchachos locos se les había ocurrido fusionar su natal flamenco con el rock, y como producto final tenemos una muy interesante propuesta.
Con esta música podemos sumergirnos mentalmente en las empedradas calles de Sevilla, en donde nos sorprende la mañana el canto del gallo; y sincronizar nuestro ritmo con las campanas mientras nos dejamos fluir con el sonido del correr del riachuelo de del sur de español; este bello paraje va enmarcado con el resonante acompañamiento de la guitarra flamenca; y en momentos, esta paz es rota por la incursión de solos de guitarra eléctrica, la cual es segundada por todo el ejército del progresivo: melotrón, batería y bajo.
Triana
Este primer material (que les recomiendo escucharlo completo) es de una notable presencia folk, y esto incluye las letras. Ya para el segundo disco (Hijos del Agobio, 1977) se tornan más políticos, aunque de manera abstracta. Y era de esperarse, después de muerto Franco, las libertades para la crítica al régimen eran mucho mayores; España tuvo en ese entonces un cambio radical, una completa revolución social y Triana no fue ajeno a ello. Otra vez, la música y el contexto social en un engranaje perceptible y latente, potente retroalimentación del arte con la historia.
Pues ahora estoy de promoción y les dejo dos canciones de Triana, una del primer disco y la otra del segundo. Pues aquí presentamos: "Sé de un lugar", de El Patio, y del segundo disco tenemos "Sr. Troncoso"; para muchos críticos es su mejor canción, yo discrepo, ustedes tendrán su propia opinión.
Sin más, ante sus oídos, Triana. Disfrutaos.
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